LA
IMPLEMENTACIÓN DE LA AUTOGESTIÓN DE PROBLEMAS.
EDUCANDO
DESDE EL AMOR RESPONSABLE.
José F.
Murillo Yélamos
Coordinador
del programa “ESCUELA: ESPACIO DE PAZ” en el CEIP Buenavista (Huércal de
Almería)
La mejora de la convivencia es, sin duda, una de las prioridades
en los centros educativos en la actualidad. Para ello, en el CEIP Buenavista se
está desarrollando la “Autogestión de problemas”, una dinámica de trabajo que
pretende darle VOZ al alumnado mediante la resolución de los problemas que
surgen en la convivencia diaria, utilizando el problema como una poderosa
herramienta educativa para la formación integral de nuestro alumnado y su
desarrollo como “BUENAS PERSONAS”.
Para compartir nuestra experiencia y entender sus beneficios
plantearemos algunas situaciones que se dan a diario en el CEIP Buenavista:
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La organización y elección
democrática de juegos cooperativos por parte del alumnado en el recreo sin la
intervención de los docentes.
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La realización de juegos y
actividades del alumnado de cursos superiores a niños y niñas de cursos inferiores.
Ver ejemplo en:
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Estos juegos y actividades que el
alumnado hace a otros pueden ser fruto de un proyecto de investigación, dando
utilidad al aprendizaje.
Ver ejemplo en enlace:
Ilustración
3 Cristóbal mostrando su
trabajo de investigación y detrás los diferentes contratos realizados por el
alumnado
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La redacción de compromisos
escolares y educativos firmados por familia, profesorado y alumnado. Los
compromisos son propuestos por cada niño o niña en función del problema o por
el grupo clase.
-
La resolución de un conflicto sin
mediación de un maestro, maestra u otro compañero o compañera.
-
Un alumnado pensando, hablando y
escuchando desde el corazón con un objetivo compartido: SER BUENA PERSONA.
Pero… ¿cómo
llegamos a estos resultados?¿cómo planteamos al alumnado la autogestión de
problemas?, ¿cómo liberamos a la clase de la autoridad del docente y le hacemos
verdadero protagonista del proceso de enseñanza y aprendizaje?, ¿cómo cambiar
nuestro rol típico de ser la autoridad en clase y ofrecernos como “expertos o
expertas”?
Veamos desde
la narración de una experiencia docente la implementación de la autogestión de
problemas.
Cuando
llegamos el primer día de clase tanto el alumnado como yo, el maestro,
presentamos expectativas con respecto a las sesiones. Con el motivo de
explicitar las ideas que tenemos sobre estas clases, después de presentarnos el
primer día, lanzo la pregunta:
“¿Cuál creéis que es el objetivo el principal
objetivo a alcanzar?”
Las
respuestas más habituales son: “Aprobar todos los exámenes”, “no portarme mal”,
“aprender a hacer deporte”, “hacer caso al maestro”… (transcripciones
del primer día de clase del curso 2011-2012). Después de estos comentarios,
señalo al grupo que mi objetivo inicial como maestro para estas clases es que
SEAMOS BUENAS PERSONAS, esto es…. Y respetar
a los compañeros y compañeras.
Una vez hemos explicado y dejado claro el
objetivo que como docentes perseguimos, planteamos el segundo grupo de
interrogantes:
“¿Van a surgir problemas en clase? ¿Creéis
que vamos a tener problemas durante el curso? ¿quiénes pensáis que es
bueno/malo que surjan problemas?”
Normalmente
cuando realizamos esta pregunta al comienzo del curso el alumnado señala que va
a tener problemas, los que consideran que será negativo lo asocian normalmente
a situaciones de peleas y los que
consideran que son positivos indican que se lo
pueden decir al docente y resolverlo.
En este
momento explicamos que, según nuestro punto de vista, que surjan problemas es algo normal, ni bueno ni malo y que mientras
los resolvemos podemos aprender mucho. Igualmente explicamos que en las
clases está PERMITIDO equivocarse, pero
que cada equivocación exige buscar una solución para evitar que suceda otra vez.
Señalamos una primera “estrategia”: cuando
surja algún conflicto “nos sacamos a problema” fuera del grupo para RESOLVERLO,
sólo podremos entrar en la dinámica del grupo cuando hayamos resuelto nuestro
problema y seamos capaces de darnos un abrazo de corazón. Aquí el docente debe
señalar los momentos en los que se puede y no sacar a problema, argumentando
las razones. En clase se puede habilitar un lugar y un semáforo que marque la
posibilidad o no de sacar a problema, mientras que en el patio pueden existir
zonas de “PROBLEMA”.
“¿Cómo sacamos a problema y cómo salimos de
problema?”
Explicamos que cuando surge un problema en la clase lo que tenemos que decirle al
compañero/a es “problema”, y los dos se van a un lugar de la clase o pista para
hablar de su problema cogidos de la mano, se sientan tocándose los pies y
cuando lo resuelvan se dan un abrazo y vuelven a la actividad.
“¿Qué pasa si decimos problema a un compañero o compañera y no
sale a problema?”
Les comento que, al principio, sí
intervengo yo: tenéis que venir a mí y
decirme que no quiere salir a problema, yo os diré que se lo digáis
directamente y si no sale a problema yo lo sacaré a problema.
En los primeros
días de la implementación es habitual que algunos alumnos y alumnas no acepten
esta dinámica y “pasen” de ser sacados a problemas, al principio y sólo al
principio, esto se convierte en el problema del docente y saca a problemas al
alumno/a que no quiera participar.
Seguimos realizando preguntas…
“¿Qué pasa si hay un problema colectivo? ¿qué
hacemos si se produce un problema colectivo?”
El alumnado
responde y acepta que no puede realizar ninguna actividad con falta de respeto
y después de pedirle su opinión reconoce que debe solucionarlo. Para los
problemas colectivos proponemos resolverlo entre todos a través de la asamblea:
toda la clase, incluido el maestro, debemos posicionarnos a la misma altura, en
círculo y con un niño/a como moderador, que da el turno de la palabra.
Cuando
encontramos la solución entre todos volvemos a jugar o a trabajar en clase. La
asamblea sirve para buscar soluciones y no para castigar a nadie, el respeto en
clase es básico.
El trabajo
en clase continúa en calma hasta encontrarnos con el siguiente problema que
volveremos a resolver “sacando a problemas” o mediante las “asambleas”.
Al hablar en
estos términos y no comenzar la sesión con tareas, el alumnado suele mostrar
ansiedad por comenzar a trabajar. Es en este momento cuando organizamos la
clase en forma de asamblea y explicamos la tarea, creando la necesidad de dar más pasos hacia la
autogestión. No pasa mucho tiempo cuando se producen los primeros conflictos
entre el alumnado o situaciones que exigen a cada alumno y alumna tomar sus
propias soluciones. Sin embargo, la primera reacción del alumno o alumna es,
como siempre, ir a buscar la solución en el docente: “Maestro, María me ha
pellizcado” “Maestro, Juan me está empujando” “¿puedo ir al servicio?”….
Es aquí,
cuando el docente a un niño o niña que viene con la “queja”, “chivatazo” o “problema”
sobre otro niño o niña le responde con una pregunta tipo ¿se lo has dicho a él o ella? ¿con quién tienes el problema tú? Es
habitual que, al principio, manifiesten confusión y reclamen nuestra
intervención para ofrecer herramientas al alumnado, para resolver los primeros
problemas que se plantean.
Al comienzo,
normalmente el alumno o alumna no es capaz de resolver el problema que tiene ya
que, independientemente de la edad, no encuentra la forma de expresar lo que
siente a su compañero, por ello necesitamos habilitar espacios
y tiempos para expresar emociones y explicar como utilizar la asamblea y el
problema.
Después de plantear estas variables
para la autogestión (espacio y tiempo), necesitamos debatir en asamblea cuáles
van a ser las normas que establecemos entre todos para trabajar en clase y
resolver los problemas. En las primeras sesiones actúo como moderador de la
asamblea, siendo sustituido por un alumno o alumna cuando la asamblea
establezca un criterio para regular quién desempeña la figura del moderador.
Todos los pasos que damos deben
favorecer la autogestión de la clase por parte del alumnado aunque, como es
lógico, en las primeras sesiones el alumnado es normal que se sienta
desorientado, necesitando ayuda sobre cómo utilizar la asamblea y el problema
para resolver los problemas. Es aquí cuando ofrecemos nuestra experiencia como
expertos en autogestión y en educación.
El camino hacia la educación con amor
responsable y la emancipación está basado en unos principios. Podemos resumirlos
en:
-
El alumnado es el verdadero protagonista de su
aprendizaje.
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Todos y todas los integrantes del grupo clase,
incluido el docente, tienen derecho a expresar su punto de vista. Se aceptan
opiniones pero se exigen argumentaciones.
-
El respeto y el buscar puntos de entendimiento
deben regular nuestros intercambios comunicativos. Siempre tenemos presente el
gran objetivo: SER BUENAS PERSONAS.
-
Los problemas no son malos, son algo normal y
nos ayudan a aprender.
-
La solución a los problemas es individual
(cada uno resuelve su problema). Aunque las soluciones puedan afectar a todo el
grupo, cada miembro de la clase debe entender que la solución a los problemas
pasa por el trabajo personal.
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La figura del mediador o mediadora pasa a un
segundo plano; no queremos hacer alumnas y alumnos dependientes.
-
Las emociones juegan un papel importante en la
dinámica de clase. Expresamos nuestras emociones y respetamos las emociones de
los compañeros y compañeras siempre atendiendo al contexto en el que nos
encontremos.
-
Cuando un compañero o compañera tiene un
problema que por cualquier motivo, frecuentemente emocional, le impide
encontrar la solución, se aplica la regla de AMOR RESPONSABLE. Esto supone prestar ayuda a esa persona desde la
responsabilidad, mostrando apoyo emocional pero confrontando sus ideas con
otras que le permitan encontrar una solución válida para “su” problema.
-
El
docente ejerce como experto realizando una propuesta de actividades y juegos
para realizar la sesión con unos objetivos. Estas actividades pueden ser
modificadas si las actividades propuestas como alternativa favorecen la consecución
de los objetivos planteados.
¿En qué se basan estos principios?
Los alumnos y las alumnas deben
percibir que:
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Los problemas tienen soluciones que dependen
de ellas y ellos. Asumimos equivocarnos como una forma de aprender y que todo
se puede mejorar. FACTORES INTERNOS.
-
La solución a los problemas no dependen de la
suerte. Existe control sobre la situación (FACTORES EXTERNOS Y CONTROLABLES).
-
El resultado final depende de nuestro
esfuerzo. FACTORES ESTABLES.
-
El grupo nos da fuerza. LAS NORMAS ACEPTADAS
POR EL GRUPO son esenciales, cualquier persona que no cumpla las normas está
fuera del grupo hasta que ofrezca una solución al grupo aceptada en asamblea.
En cuanto al docente los principios se regulan en torno a dos
ejes:
-
Dominio
de los conocimientos docentes: estrategias de enseñanza,
conocimiento de la materia, adaptación del currículo….
-
Educación
desde el corazón: No podemos pedir que el alumnado exprese sus
emociones si no nos abrimos a la clase. En general, cuando nos encontramos a un
alumno o alumna “peleado con el mundo”, que no acepta las normas, aunque no
conocemos los motivos de sus bloqueos, sí podemos expresar de una manera clara
que nosotros, los docentes, estamos a su lado. Expresiones del tipo “estoy para
ayudarte, mira a mis ojos, eso no miente, yo te quiero y por eso cuando lo
haces bien te lo digo y cuando te equivocas también te lo voy a decir” son
habituales en esta dinámica de clase.
En cuanto al resto de la comunidad educativa:
-
Todas las actuaciones en el centro deben de
ser compartidas con el resto de miembros de la comunidad educativa. Las
referidas a la autogestión de problemas en el CEIP Buenavista se pueden visitar
en:
Ilustración
4 Alumnas y alumnos del
CEIP Buenavista presentando la autogestión de problemas en las jornadas sobre
buenas prácticas organizadas por el CEP de Almería
Para finalizar, resaltar la importancia de trabajar con nuestro
alumnado para su futuro, no nuestro pasado, aprendamos de él para plantear
nuevos problemas que les ayuden a crecer como buenas personas. Vivamos todo
este proceso desde el corazón. El amor responsable nos acerca al alumnado y nos
ayuda a crecer en una verdadera comunidad educativa…
¡PODEMOS!
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